Las cosas llegan, las cosas se van, y todas dejan sus semillas.
A veces luce el sol, a veces llueve, y las semillas germinan.
Cada cosa fluye a su propio ritmo, pero nada para.
Cada cosa cambia a su propio ritmo, y todo evoluciona.
El caminante, cuando se se cansa descansa, y vuelve a caminar.
Lo que nace, tras vivir regresa, y nutre y da energía a lo que que está por nacer y a lo que ya ha nacido.
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